¿Cómo funciona un cerebro

Y CUÁL ES SU PAPEL

en las creencias?

Σion International University

¿Qué es ser inteligente? ¿se nace inteligente o se vuelve inteligente? ¿saber mucho significa ser inteligente?

ANTES DE PODER DEFINIR lo que significa ser inteligente, es preciso entender el lugar donde yace la inteligencia: el cerebro. Pero: ¿sabemos cómo funciona nuestro cerebro? Tal vez no y probablemente esa sea una de las causas por las cuales no somos inteligentes como quisiéramos. Empecemos por decir que nuestro cerebro tiene dos grandes sistemas fundamentales. El primer sistema es la memoria a corto plazo y el segundo, la memoria a largo plazo. Nuestras creencias sobre la realidad y sobre nosotros mismos están alojadas en forma de red (como una telaraña) en nuestra memoria a largo plazo. Por ejemplo, las decisiones que tomamos a diario se basan en la información de la memoria a largo plazo.

Esto quiere decir que nunca pensamos, sino que recordamos lo que hacemos tan automáticamente, que no nos damos cuenta de ella. Creemos que pensamos, pero realmente estamos buscando información en esa memoria que nos ayude a tomar decisiones y resolver problemas. ¿Significa eso que somos inteligentes? Lo dudo. Esa memoria puede estar llena de información, como si fuera una enciclopedia, pero no significa que seamos inteligentes. Podemos ser intelectuales, pero no inteligentes. Hablamos y opinamos de acuerdo a la base de datos de la memoria a largo plazo. Infortunadamente, esa base de datos puede estar llena de información obsoleta, imprecisa, inapropiada, errada, estereotipada o sesgada. Y así mismo, las decisiones que tomemos van a ser imprecisas, erradas o sesgadas. Nuestros juicios serán estereotipados o errados; nuestro conocimiento será obsoleto. Así funciona el cerebro humano. No somos seres pensantes, sino seres automatizados, gobernados por nuestras creencias y paradigmas alojadas en nuestra memoria a largo plazo.

Pero: ¿cómo se formaron estos paradigmas o modelos mentales? Por medio de una transferencia de datos a partir de la memoria a corto plazo. Esta memoria tiene poca capacidad de retención y, generalmente, tiene dos archivos importantes: uno es para la información visual y el otro, para la información de tipo fonético (sonidos con significado). Sólo un porcentaje muy irrisorio de los millones de bits de información que se reciben quedan grabados en esta memoria. Se estima que de 400 mil millones de bits de información, sólo se retienen 2000. Lo que se logre retener, se transfiere a la memoria a largo plazo para ya sea, reforzar los modelos mentales que ya existían o para empezar un nuevo modelo. Infortunadamente, la mayoría de información sólo sirve para darle más «color» a esa red preexistente. Es como si se pintara de nuevo una casa que está a punto de caerse de lo vieja, en vez de derrumbarla para hacer una completamente nueva y moderna. Entonces: ¿somos realmente inteligentes? Me parece sospechoso que nuestro cerebro haya «evolucionado» de esa manera, simplemente para satisfacer la supervivencia humana en una sociedad compleja. En otras palabras, parece que nuestro cerebro no está biológicamente diseñado para pensar sino para «obedecer» a las redes neuronales o paradigmas que se encuentran en nuestra memoria a largo plazo. Pero, si esa es la condición del cerebro, ¿hay alguna esperanza? Claro que la hay. Podemos «volvernos» inteligentes si cambiamos nuestra «manera de pensar».